Los estadounidenses elegirán a su futuro presidente el tres de noviembre. En una atmósfera convulsa debido a los estragos que la COVID-19 está dejando por la primera superpotencia mundial, resulta aclarador desglosar algunas de las claves que se esconden detrás de las encuestas y los cambios demográficos del país norteamericano. El sistema de elección presidencial de Estados Unidos es indirecto. Cada estado, dependiendo de su población, aporta un número de compromisarios. Los compromisarios emitirán un voto electoral por el candidato ganador en sus respectivos estados. Por ejemplo, California – el estado más poblado – cuenta con 55 compromisarios que han de votar por quien gane allí el voto popular. En el extremo opuesto, Wyoming – el más deshabitado – aporta 3 compromisarios que deberán emitir también su voto por el candidato que haya resultado victorioso en este estado de la deep America. Hay un total de 538 compromisarios (535 de los 50 estados más los 3 del Distrito de Columbia), por lo que se necesitan, como mínimo, 270 de sus votos electorales para ser elegido presidente. He aquí un mapa con el número de compromisarios por estado. Hay territorios claramente demócratas y republicanos, como Vermont y Oklahoma respectivamente. No obstante, la singularidad de la política estadounidense reside en que hay otros estados que se consideran bisagra o swing states dado que no hay una tendencia fija en el voto. Tratar de predecir qué va a ocurrir en ellos es bastante complicado puesto que los resultados suelen ser bastante igualados, lo que permite decantar la balanza por un candidato u otro y, consecuentemente, decidir las elecciones. En estos comicios, huelga mencionar los siguientes swing states con sus correspondiente número de compromisarios: Arizona (11), Florida (29), Georgia (16), Iowa (6), Michigan (16), North Carolina (15), Ohio (18), Pennsylvania (20), y Wisconsin (10). Llegados a este punto, ¿qué dicen las encuestas? Según la web recopilatoria de sondeos FiveThirtyEight, la media de los resultados de todas las que se han realizado hasta el pasado 25 de octubre señalan que el candidato demócrata Joe Biden mantiene una ventaja de 9.2 puntos con respecto al vigente presidente republicano Donald Trump. Partir de una pole position no es sinónimo de ganar las elecciones: Clinton estaba, también a finales de octubre, en la delantera por 4 puntos de media en 2016 y Romney estaba parejo al expresidente Obama en 2012; sin embargo, hay una serie de datos y factores que indican cómo Biden parece estar haciendo mejor los deberes en su camino hacia la Casa Blanca. Vamos a comparar el resultado medio que indican las encuestas a día de hoy, tanto en clave nacional como en los estados bisagra, con respecto a la misma fecha en 2016. Salvo Arizona y Iowa, Clinton lo tenía bastante favorable en la recta final de la campaña de 2016 pero, a falta de diez días para los comicios, comenzó a perder popularidad como consecuencia del escándalo de los e-mails y, ya en noviembre, estos estados se fueron tiñendo de rojo. Finalmente, Trump se hizo con todos los de la tabla anterior y fue elegido presidente pese a tener casi tres millones de votos menos - a nivel nacional - que la candidata demócrata. El actual presidente se impuso en la mayoría de estos estados por una diferencia casi imperceptible – incluso con una ventaja menor del 0.7% en algunos como Wisconsin o Michigan – pero suficiente para ganar todos sus votos electorales. Veamos el resultado de las elecciones presidenciales de 2016. ¿Fallaron las encuestas? Realmente, el cómputo nacional fue previsto con relativo acierto teniendo en cuenta el margen de error, pues Clinton ganó el voto popular 65 millones versus los 62 millones de Trump. No obstante, no se hizo especial hincapié en una serie de estados del Midwest – Pennsylvania, Wisconsin, Ohio y Michigan – que desequilibraron la balanza hacia el republicano Trump por muy poco margen salvo en Ohio, donde se impuso con mayor holgura. En resumen, supieron predecir quién iba a ganar el voto popular pero no quién iba a salir victorioso en los estados bisagra. Con el fin de evitar estos errores del pasado, a día de hoy las empresas demoscópicas más reconocidas del país norteamericano – Siena, Marist College y ABC News, valoradas con A+ – están haciendo un seguimiento exhaustivo de la tendencia de voto en estos estados. Si Biden mantiene aquellos en los que se impuso Clinton en 2016, escenario que no parece descabellado, y recupera Wisconsin, Pennsylvania y Michigan, que votaron por Trump por un puñado de miles de votos, sería elegido presidente, de ahí que esté haciendo la mayoría de sus actos de campaña por esta zona (especialmente Pennsylvania, con diez visitas desde la Convención Demócrata de este verano). Vamos a mostrar un par de mapas en los que se representan dos escenarios distintos. En el de la izquierda, se repite el mismo resultado que en 2016 salvo que Biden ha ganado en Pennsylvania (20 votos electorales), Michigan (16) y Wisconsin (10) – estados que Clinton perdió por la mínima - lo que le da los suficientes votos electorales para ser elegido presidente. En el de la derecha, se muestra lo que las encuestas señalan de media en cada estado, lo que le da una victoria holgada al demócrata por 351 votos electorales respecto a los 187 que obtendría Trump. Las empresas demoscópicas no quieren estar otra vez en el punto de mira, están trabajando con mayor pulcritud con respecto a los pasados comicios, y Biden parte con una holgada ventaja. No obstante, huelga subrayar dos hechos diferenciadores con las encuestas de hace cuatro años. En primer lugar, tal y como señala Mark McKinnon en Vanity Fair, en los distritos periféricos de las grandes metrópolis de población blanca de clase media, Biden tiene 10 puntos más que Clinton, destacando el caso del condado de Collin en Texas (1 millón de habitantes), a las afueras de Dallas, que votó por el republicano Romney en 2012 por más de 30 puntos de diferencia y que, en estas elecciones, podría teñirse de azul. En segundo lugar, en el ratio aprobado – suspenso, Trump tiene un saldo negativo del 10% de media según FiveThirtyEight; es decir, el 45% aprueba su gestión y el 55% la suspende. Lo relevante es que, en casi la totalidad de los swing states donde ganó cuatro años atrás, la mayoría de la población suspende al presidente, lo que parece favorecer al candidato demócrata. La pandemia de la COVID-19, así como los problemas sociales relacionados con la brutalidad policial están agitando las dinámicas de votos y pronosticando un más que probable aumento de la participación en territorios altamente disputados. A día 26 de octubre, casi setenta millones de estadounidenses han votado ya de manera anticipada, con un incremento considerable del voto joven. Por último, algunos estados han sufrido grandes cambios demográficos debido a los flujos migratorios y al aumento de población con estudios universitarios que se han asentado en las grandes ciudades de los mismos. Un ejemplo es Arizona, bastión republicano que, en los últimos 70 años, sólo ha votado una vez a un candidato demócrata: Bill Clinton en 1996. En Phoenix, su ciudad más poblada, y su extrarradio ha aumentado considerablemente tanto la comunidad hispana como aquella con un graduado universitario. Aparentemente, Biden puede hacerse con la gesta y ganar en un deep red state que aporta 11 votos electorales decisivos. Además de Arizona, los cambios generacionales y poblacionales en Georgia, North Carolina e incluso Texas pueden ser de gran utilidad para los demócratas. Por el contrario, Ohio, que ha perdido a un grueso considerable de su población urbana y joven demócrata, parece estar convirtiéndose en un terreno óptimo para una hipotética victoria republicana. Pese a que todavía queda una emocionante recta final, Biden estar situado en una posición más cómoda. Sin embargo, teniendo en cuenta el precedente de los comicios pasados y la habilidad comunicativa y mediática del actual presidente, no hay nada que se pueda dar por seguro. Todo se decidirá el 3 de noviembre. Redactado por Rafael Andrés Zambrana Pérez. REFERENCIAS: https://www.270towin.com/maps/biden-trump-polling-map https://projects.fivethirtyeight.com/polls/trump-approval/ https://www.elobservador.com.uy/nota/los-cambios-demograficos-en-arizona-que-tienden-a-beneficiar-a-biden-2020102013627 https://www.vanityfair.com/news/2020/10/polling-guru-who-predicted-trumps-2016-win-is-betting-on-biden/amp
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