Hoy en día es parte del conocimiento general que en el campo social, educativo, político y económico existe la discriminación por causa de género. Aunque sea necesario recalcarlo y luchar por su visibilización tan solo es necesario un poco de investigación para ver que el problema está presente. Sin embargo, algo que se desconoce o al menos puede que no llegue al interés general es el campo biológico y de la medicina. El patriarcado también hace acto de presencia aquí y podemos encontrar verdaderas desventajas y atrocidades médicas que afectan únicamente a la mujer. Es importante entender que la respuesta a una patología o a un fármaco varía según se trate de hombres o mujeres. Sin embargo, el sistema sanitario actual opera de manera ineficiente ante estas diferencias. Es un hecho que las mujeres hemos estado infrarrepresentadas en los ensayos e investigaciones clínicas. Los estudios incluyen en su mayoría a hombres y en los casos en los que se tiene en cuenta a las mujeres, los resultados no se suelen separar según el sexo. Esto es algo fundamental ya que de esta manera se desconoce cómo afectan determinadas enfermedades a las mujeres, qué síntomas presentan y si el fármaco es igual de efectivo o no para ambos sexos. El problema se duplica cuando los resultados realizados con mayoría de hombres se extrapolan a la situación femenina. De esta manera surge el inconveniente del infradiagnóstico o la psicologización de la sintomatología. Este término hace referencia a los casos en los que se suelen achacar de manera inminente los síntomas femeninos a causas psicológicas de ansiedad o estrés cuando no tienen porqué tener una base de esta índole. Maya Dusenbery, autora del libro Doing Harm, señala que “este tipo de psicologización de los síntomas físicos de las mujeres tiene sus raíces en la historia de la "histeria". Durante siglos, la histeria fue una etiqueta aplicada a casi todos los síntomas misteriosos de las mujeres. Después de Freud, la medicina occidental adoptó la idea de que cualquier síntoma que no pareciera ser debido a una enfermedad física podría ser atribuido a la mente inconsciente del paciente. [I] Como ya hemos mencionado, existen sintomatologías diferentes cuando comparamos los cuerpos biológicamente masculinos y femeninos. Es el caso de los ataques al corazón, en los que las mujeres pueden presentar síntomas diferentes a los hombres pero las indicaciones respecto a qué hacer en estos casos se fundamentan en estudios realizados con hombres. Las mujeres sienten fatiga, dolor de espalda y cuello o simplemente ausencia de dolor. Un determinante que se suele usar para detectar un daño al corazón es el nivel de troponinas en sangre. Se tratan de unas proteínas que se liberan en estos casos. Sin embargo, el criterio para establecer el nivel de la proteína se realizó estudiando mayoritariamente a hombres. Y resulta que sus niveles de dicha proteína son 2,4 veces mayor que en mujeres. Por otra parte, la cardiopatía isquémica (una enfermedad cardiovascular muy común) se produce en hombres cuando se bloquean las arterias pero en la mayoría de mujeres ocurre cuando se bloquean los vasos sanguíneos más pequeños. Esto no evita que se empleen las angiografías, sistemas de detección que solo registran la obstrucción arterial, es decir, la de los casos masculinos. Se están empleando criterios y análisis inválidos para mujeres y esto solo puede significar que cuando una mujer sufre un infarto tiene menos posibilidades de obtener un diagnóstico completo lo que, como se puede deducir, afecta negativamente a su salud. Aún con todo, es interesante conocer y resaltar que son más las mujeres que mueren en el caso de este tipo de patologías que hombres. Otro punto importante es la investigación y el reparto de fondos para ello cuando se trata de enfermedades con mayoría de pacientes femeninos. Encontramos que patologías como la fibromialgia, vulvodinia o el síndrome de fatiga crónica afectan profundamente a las mujeres pero no se ha invertido en su investigación científica ya que se suele achacar a problemas psicosomáticos. Otras enfermedades más conocidas como la endometriosis reciben escasos fondos de investigación a pesar de que una de cada diez mujeres la padece y tiene síntomas muy notables. Por último, cabe resaltar el caso de la violencia obstétrica. Se define este concepto como “aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales.” [II] Por ponerlo en clave feminista o realista, se trata de la discriminación, agresión y maltrato extendido en la asistencia sanitaria hacia las mujeres. Esta forma violencia afecta negativamente a la salud de las mujeres y también a sus hijos en los casos de embarazo. Se materializa en prácticas y conductas que perjudican gravemente la salud de las pacientes. Podemos detectar acciones como la infantilización de la madre, la omisión de información o el sometimiento ante la figura masculina del doctor pero también prácticas clínicas como la maniobra de Kristeller. Esta técnica consiste en ejercer presión sobre el abdomen de la embarazada con la mano o el antebrazo para que el bebé descienda hacia el canal del parto. En España no está prohibida pero tampoco recomendada. Solo se puede realizar en la segunda fase del parto y puede tener consecuencias legales para los sanitarios. Existe poca evidencia científica sobre su uso y los efectos secundarios para la madre pueden incluir daño del suelo pélvico, dificultades para respirar durante el parto, dolor intenso, incontinencia fecal, dolor a la hora de mantener relaciones sexuales o rotura uterina. Para el bebé puede ocasionar fractura de clavícula, de cráneo o lesión de los nervios produciendo parálisis de algún miembro. Numerosas plataformas como “Stop Kristeller” reivindican el cese de esta práctica, que en otros países se encuentra completamente prohibida. Además, la mayoría de las mujeres que la reciben lo hacen en situación de vulnerabilidad y no reconocen qué maniobra se les está realizando ni sus posibles consecuencias. Esto profundiza la violencia hacia las mujeres en el campo médico, invisibilizando de manera contundente su decisión y bienestar en algo tan importante como su parto. Durante el parto son muchas las violencias que sufren las mujeres; desde la verbal hasta la física. En las cesáreas, los sanitarios retiran al bebé sin permitir el contacto piel con piel hasta horas después. Este contacto es algo completamente necesario, investigado y recomendado para la madre y el bebé nada más concluir el parto y prolongado durante al menos dos horas. No es difícil imaginar la incertidumbre de una madre cuando retiran a su recién nacido hijo y no le permiten el contacto directo hasta casi 6 horas después. Son muchas más las prácticas violentas que reciben las mujeres en los hospitales, pero nos quedaría un artículo demasiado largo. Sin embargo, como punto final en materia del parto resulta muy importante resaltar la cuestión de las posturas. La más extendida en los hospitales es la litotomía (boca arriba); muy cómoda para el personal sanitario que atiende al parto pero no se ha demostrado que tenga beneficios para la mujer. Es más, aumenta el dolor, las posibilidades de lesiones y la necesidad de realizar episiotomías. Desde distintos movimientos se reivindica que debe ser decisión nuestra el cómo realizar el parto conociendo las ventajas y desventajas de cada postura. Existen muchas opciones que favorecen a la mujer, ya sea de cuclillas, en cuadrupedia, de lado, de pie… y que no se usan de manera tan reiterada. Poco a poco, el estudio clínico según el sexo ha ido en aumento. Se han creado normas para incluir las diferencias por sexo, informes para incluir el género y sexo en las investigaciones, y se ha celebrado una cumbre para abordar el problema. Es el caso de las Guías SAGER (Sex and Gender Equity in Research) que buscan la plena inclusión de mujeres y la perspectiva de género en las investigaciones. La OMS también clasifica el estudio de género como prioridad y lo reconoce como causa de desigualdad sanitaria. Desde 1993 se obligó a que los ensayos públicos incluyeran una variedad de sexo y etnias y que los resultados se presentaran con perspectiva de género. Sin embargo, el conocimiento médico viene de antes y es necesario reivindicar que las mujeres seamos también conscientes de las diferencias presentes en la sintomatología, prácticas en el parto, etc. Como podemos observar, el patriarcado y la violencia hacia las mujeres tienen cabida también en la investigación clínica y la atención sanitaria. Se trata de un problema que necesitamos reivindicar y solucionar ya que estamos hablando de salud y no podemos permitir un trato diferente o infra diagnósticos por el hecho de ser mujeres. La medicina moderna debe comenzar a atender las diferencias ligadas al sexo, el ambiente y el entorno vital de cada paciente y tener la perspectiva de género como un factor primordial para evitar la discriminación generalizada hacia nosotras. Redactado por Jara Cegarra. LISTA DE REFERENCIAS
[I] Ortega, E. 26 Mayo 2018. "La Medicina minimiza a menudo los síntomas de las mujeres". Redacción Médica [II] “Violencia obstétrica”. Argentina.gob.ar BIBLIOGRAFÍA https://www.ensuelofirme.com/parto-y-movimiento-las-mejores-posturas-para-dar-luz/ https://www.eldiario.es/nidos/violencia-obstetrica_1_2237921.html https://theconversation.com/los-ataques-cardiacos-son-diferentes-en-mujeres-y-en-hombres-y-la-atencion-medica-debe-asumirlo-112237 https://medicinainternaaltovalor.fesemi.org/colaboraciones/el-sesgo-de-genero-en-la-atencion-sanitaria/ https://www.redaccionmedica.com/la-revista/entrevistas/-la-medicina-minimiza-a-menudo-los-sintomas-de-las-mujeres--9905 https://www.huffingtonpost.es/2017/03/14/vivir-con-endometriosis-las-historias-de-siete-mujeres_a_21887130/ https://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20131220/54397328987/la-salud-segun-el-genero.html https://www.argentina.gob.ar/derechoshumanos/proteccion/violencia-obstetrica#:~:text=La%20violencia%20obst%C3%A9trica%20es%20aquella,patologizaci%C3%B3n%20de%20los%20procesos%20naturales. https://elpais.com/elpais/2019/05/08/mamas_papas/1557304205_960268.html
1 Comentario
Katy
25/11/2020 20:05:13
Qué se sabe de las enfermedades intestinales según el género?
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