El movimiento TERF, llamado así por sus siglas en inglés «Trans-Exclusionary Radical Feminist», rechaza que las mujeres transexuales formen parte del feminismo puesto que no las consideran mujeres, acudiendo a argumentos biológicos o al esencialismo de género, es decir, atribuyendo una serie de cualidades fijas a las mujeres. El pasado 22 de febrero de 2020, el Partido Feminista de España fue expulsado de la organización política Izquierda Unida. El motivo fue un comunicado publicado por la presidenta del partido, Lidia Falcón, donde acusaba a la comunidad LGTBI a la que denominaba como “lobby gay” de intentar “imponer el discurso queer en la sociedad”. Este comunicado vino motivado tras la ponencia de una menor transexual de 8 años llamada Elsa en el Parlamento de Extremadura, donde defendió “el derecho de las personas transexuales a ser quiénes somos”. Falcón esgrimió al respecto que “un niño no puede ser tratado médica y quirúrgicamente a los ocho años para convertirse en niña”. Las TERFs acusan a las personas transexuales de querer “silenciar a las mujeres”. Por desgracia, discursos como el de Lidia Falcón se están haciendo cada vez más frecuentes y visibilizados dentro del propio feminismo a medida que van surgiendo leyes y mecanismos legales que garantizan los derechos del colectivo LGTBI. Son argumentarios que solo atienden a un modelo muy concreto de mujer en el que los órganos genitales femeninos van intrínsecamente ligados a ese concepto, por lo que todo lo que escapa de él no solamente no es concebido como tal sino que se considera que ataca a las propias mujeres. Podríamos resumir el argumentario TERF en cuatro puntos: el “borrado de mujeres”, el rechazo a las leyes de identidad de género, las infancias trans y la consideración del colectivo LGTBI como un lobby. Más del 80% de las víctimas de asesinatos a personas transexuales son mujeres. Las TERFs acusan a las personas transexuales de querer “silenciar a las mujeres” (o borrarlas), porque como hemos observado al principio del artículo, solo atienden a un único modelo de mujer: la mujer biológica, y denuncian las discriminaciones que conllevan el hecho de nacer con vagina (menor acceso a la educación, a la salud, discriminaciones en el mundo del deporte, la cultura o el trabajo, etc.). No obstante, el transfeminismo no está negando que la reproducción suponga un ámbito de discriminación que sufren las mujeres, pues son ellas en su mayoría las que desgraciadamente se ven obligadas a abandonar sus puestos de trabajo (y muchas veces despedidas) y asumir la mayor parte de los cuidados del bebé. Simplemente está señalando que esa no es la única discriminación que sufren las mujeres, ya que a ninguna mujer le van a preguntar por su capacidad reproductiva para recibir un menor salario por ejemplo. Además, afirmar que las mujeres trans son “hombres con pene” y que por ello poseen privilegios es falso: más del 80% de las víctimas de asesinatos a personas transexuales son mujeres, según datos del National Center for Transgender Equality. Por tanto, estamos hablando de una problemática concreta: estos son transfeminicidios. Las asesinan por ser transexuales y también por ser mujeres. No se pregunta si esa mujer transexual tiene vagina o pene. El transfeminismo no está borrando ninguna realidad de las mujeres, está señalando que existen una multiplicidad de realidades que afectan a las diversas mujeres que existen. ¿O acaso se les olvida a muchas de estas críticas del género cómo los feminismos negros, las mujeres migrantes, las mujeres indígenas y las mujeres trans tuvieron que reprocharle al feminismo blanco hegemónico que aún existía a finales del siglo XX que ellas no vivían su misma realidad? Eliminar los roles de género es esencial para entender que existen hombres que se quedan embarazados, mujeres que no menstrúan y que un órgano genital no determina la identidad de género de una persona. Y con el concepto del ‘género’ llegamos a la teoría queer y el rechazo del movimiento TERF a las leyes que pretenden establecer la libre autodeterminación del género. No hay unanimidad respecto a la definición de la teoría queer, pero podríamos decir que esta teorización señala como nuestras definiciones sobre el género, la identidad sexual o la orientación sexual no están inscritas en nuestra naturaleza humana sino que son construcciones sociales, lo que lleva a defender el derecho a que cada persona sea libre de identificarse con un determinado género. De ahí, el férreo rechazo de las TERFs a esta libre autodeterminación del género afirmando que ahora ser mujer se va a reducir a un “mero sentimiento” y abogando por la abolición del género. Y es que, bajo mi punto de vista, el principal problema del movimiento TERF es la confusión que hacen de la identidad de género con los roles de género. Un grave error reside en afirmar que únicamente existen dos géneros (hombre y mujer), pero es que el error principal como está señalando el transfeminismo a través de la teoría queer es afirmar que el feminismo debe abolir el género. El feminismo debe abolir las estructuras de poder, esto es, los roles de género (los comportamientos y normas sociales que asociamos a hombres y mujeres, de ahí los conceptos de masculinidad y femineidad) y no el género. Eliminar los roles de género es esencial para entender que existen hombres que se quedan embarazados, mujeres que no menstrúan y que un órgano genital no determina la identidad de género de una persona. Otro punto en el que el movimiento TERF está haciendo especial ahínco es respecto a los niños y niñas transexuales, la llamada ‘infancia trans’. Muchas TERFs, como Lidia Falcón, llegan a afirmar que “se está normalizando la medicalización y patologización de actitudes y gustos en la infancia”. Pero es que no hay nada de incongruente o atípico en la transexualidad: la American Academy of Pediatrics, una asociación profesional de pediatras estadounidense, afirma que a los cuatro años los niños ya tienen un sentido estable de su identidad de género. Lo que por el contrario sí que va a ser el mayor obstáculo al que se ven sometidos estos menores es precisamente el rechazo social a su identidad, el no ser llamados por el nombre y género con el que se identifican pueden marcar toda su infancia. Lo que hacen con estos ataques a los infantes es aprovecharse precisamente de que son menores, por los que la sociedad siente una mayor preocupación, para justificar su argumentario tránsfobo. Lo que no es muy valiente que se diga por parte del movimiento TERF… Afirmar que la comunidad LGTBI es un ‘lobby’ es considerar que su ciudadanía es de segunda, que deben quedarse en segundo plano. Estos ataques muchas veces vienen justificados ante la consideración del colectivo LGTBI como un “lobby” que tienen las TERFs. Sí, como si fuéramos una mafia que intenta imponer una dictadura en la sociedad. En muchos artículos se refieren al colectivo como “lobby-transcuir” o simplemente “lobby gay”, dependiendo de a quién pretendan atacar. Esta postura del movimiento TERF me recuerda al ‘pin parental’ que VOX ha logrado introducir en la Región de Murcia a principios del 2020 para dejar en manos de los padres la decisión de que sus hijos reciban determinadas charlas educativas, como las charlas de diversidad sexual. Y es que realmente las TERFs tienen un discurso muy parecido al de VOX: un único modelo válido de sociedad. Las TERFs no son feministas. En primer lugar, porque subvierten las señas de identidad del feminismo: la sororidad, la inclusión y la igualdad Bajo el término de ‘lobby’ para referirse a la comunidad LGTBI se pretende esconder sutilmente la homofobia, la transfobia y el no respeto a la diversidad sexual de una persona. Es como decirle a una persona gay que puede serlo, pero que lo sea en su casa. O a una mujer transexual que nunca será una mujer. Afirmar que la comunidad LGTBI es un ‘lobby’ es considerar que su ciudadanía es de segunda, que deben quedarse en segundo plano. Entonces, ¿cuál es la receta para combatir este tipo de discursos excluyentes y violentos hacia las personas transexuales y el colectivo LGTBI? Pues no es otra que seguir avanzando en derechos y en una mayor visibilidad. Si desde pequeños en los colegios se enseña a respetar la diversidad sexual y de género, los niños y las niñas lo van a ver como lo que es: normal. Desde la comunidad LGTBI no pretendemos imponer nada, simplemente queremos para esos niños lo que nos hubiera gustado tener a nosotros desde pequeños: referentes, para ahorrarles el sufrimiento que muchos de nosotros sufrimos en algún momento por sentirnos diferentes a la heteronormatividad en la que vive la sociedad. Las TERFs no son feministas. En primer lugar, porque subvierten las señas de identidad del feminismo: la sororidad, la inclusión y la igualdad. Y no lo estoy diciendo yo, lo están diciendo mujeres transexuales y también activistas trans como Mar Cambrollé. En segundo lugar, el movimiento TERF utiliza el mismo discurso normativo y violento que el patriarcado ha empleado contra las mujeres (pero disfrazado de un falso feminismo), porque atentar contra los derechos humanos de otras personas no es libertad de expresión, es discriminación. ¿Y cómo podríamos definir esta paradójica situación en la que mujeres dicen ser “feministas” pero se valen de discursos excluyentes que nada tienen que ver con el feminismo? Pues parafraseando a la filósofa Simone de Beauvoir, la fuerza del opresor siempre necesita de la complicidad de quienes sufren la opresión. Redactado por Alberto Bo. BIBLIOGRAFÍA
Bo, A. (2020). Personas transexuales y violencias discursivas. Universidad de Granada. Falcón, L. (5 de diciembre, 2019). COMUNICADO DEL PARTIDO FEMINISTA DE ESPAÑA La Comisión Política del Partido Feminista de España ha aprobado por unanimidad el siguiente COMUNICADO: Habiendo tenido conocimiento esta Comisión de que se están desarrollando diversas estrategias organizadas por el lobby gay y sus acólitos, dirigidas a imponer en la [Publicación de Facebook]. Recuperado de: https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1475285962625071&id=100004310449122 National Center for Transgender Equality: https://transequality.org/ Torres-Solanot, M. [MariatSolanot DUNE]. (22 de febrero de 2018). Entrevista a Mar Cambrollé, presidenta de las Plataforma Trans. [Archivo de vídeo]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=TR2ib9kBVn4
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