Donald J. Trump es de esos políticos que escasean. El republicano, a veces a destiempo y para desgracia del resto de los mortales, cumple sus promesas electorales. Y digo a destiempo porque, con pie y medio fuera de la Casa Blanca, acaba de aprobar otra de esas medidas con las que se llenaba la boca hablando en campaña. Lo hace a todo correr y contando los días que le quedan hasta el 20 de enero, cuando tenga que ceder el paso a su querido Joe Biden. Hace menos de una semana, la Administración Trump ha hecho oficial que abre la Reserva Natural Puertas del Ártico a la prospección y explotación de yacimientos petrolíferos y de gas natural. Lo más esperpéntico de todo es que la concesión de todos los permisos tendrá lugar, según está previsto, apenas unos días antes de la toma de poder del presidente electo. Algunos excolaboradores del magnate han llegado a decir que tiene la edad mental de un niño de diez años. Juzguen ustedes mismos. Hogar de osos, lugar de desove del salmón, zona de pesca para la subsistencia de nativos y un largo etcétera. 6000 kilómetros cuadrados de refugio nacional que han estado en la mirilla de los republicanos durante más de cuarenta años con el objetivo de abrirlos a las petroleras, y que han sido defendidos por millones de personas en contra de las pretensiones de la compañía Shell, la más interesada en esta zona en los últimos años. Hasta dos veces la ONG Greenpeace ha logrado parar un proyecto más que provechoso a corto plazo, y suicida a la larga. Todas las reformas llevadas a cabo por el inquilino de la Casa Blanca atienden a un objetivo común, perpetuar el modelo energético estadounidense Otro ejemplo, también reciente, ha sido el abandono del pacto internacional más importante de la historia en materia de cambio climático, el Acuerdo de París, tan solo un día después de las elecciones. Esto, todo hay que decirlo, venía de hace un año, cuando Trump firmó el documento que acreditaba su salida, y que no se ha podido hacer efectiva hasta hoy. Que a nadie le quepa la más mínima duda de que se ha hecho lo antes posible. De hecho, este documento no se pudo firmar antes por una cláusula que no permitía la ruptura del acuerdo antes de tres años. Eso sí, visto lo visto últimamente, es sorprendente que haya decidido respetar lo acordado y no seguir la vía unilateral. Se ha prestado a hacer de intermediario entre Arabia Saudí y Rusia con el objetivo de conseguir un aumento en el precio del barril de crudo. Todas las reformas llevadas a cabo por el inquilino de la Casa Blanca atienden a un objetivo común, perpetuar el modelo energético estadounidense, que se mantiene anclado al pasado con asombrosa resiliencia. Estados Unidos es el segundo país del mundo que mayor cantidad de CO2 emite a la atmósfera, con un 13,1% del total de emisiones, tan solo por detrás de China. Bajo la bandera de las barras y las estrellas se esconde un uso masivo y desproporcionado de los combustibles fósiles, siendo estos responsables del 80% de toda la producción energética del país. Aunque parezca mentira, el carbón es una de las principales fuentes de energía (30% del total), sólo superada por el gas natural. Con todo esto, es paradójico que EEUU se autoproclame abanderado de la libertad y el progreso, cuando los datos reflejan un país anclado irremediablemente a modelos energéticos del pasado y sus más altos mandatarios no hagan otra cosa que intentar evitar que esto cambie. Es cierto que los cimientos de la fortuna de Trump no descansan sobre la industria energética, pero la relación es innegable. El futuro del petróleo preocupa, y mucho, al magnate americano. Durante su mandato ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en dar ligeros empujoncitos al oro negro en su odisea por no caer en el olvido en favor de las renovables. La ya mencionada apertura del ártico a las energéticas solo es la punta del iceberg, nunca mejor dicho. Incluso se ha prestado a hacer de intermediario entre Arabia Saudí y Rusia con el objetivo de conseguir un aumento en el precio del barril de crudo. Mareas negras, cambio climático y efectos sobre nuestra salud a cambio de añadir más ceros a la cuenta No se dice nada nuevo si se afirma que el eje vertebrador de las políticas trumpistas ha sido su propio beneficio económico y empresarial. Y para que vean ustedes que el interés por el petróleo forma parte de estas políticas, solo hay que pararse a observar hacia donde van los últimos negocios de la Trump Organization. Exacto, Oriente Medio. Más concretamente Dubai, donde la compañía ya ha inaugurado varios campos de golf y donde, a pesar de los prejuicios xenófobos de Trump, en breve se cerrarán multitud de negocios. Mareas negras, cambio climático y efectos sobre nuestra salud a cambio de añadir más ceros a la cuenta bancaria de un hombre que paga 750$ de impuestos al año. Es pan para hoy y hambre para mañana. Es neoliberalismo. Es el mercado, amigo. El tiempo se le echa encima al presidente, que con toda seguridad contaba con poder seguir en el cargo cuatro años más, pero cuyo narcisismo se está viendo derribado voto a voto. El 20 de enero abandona la Casa Blanca la estrella que guía a los populismos de extrema derecha, a los archiconocidos negacionistas del cambio climático, abolicionistas del sector público y defensores del patriotismo exacerbado. Una pequeña victoria en favor del avance de nuestras sociedades que llegará en algo más de un mes, no por la genialidad de Biden, sino por el desastre que trae consigo Trump. Hasta entonces, ni siquiera Donald sabe qué más puede pasar. Redactado por Sergio Aires.
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La ausencia de la cobertura de las condiciones materiales dentro de estas economías, nos desvela el porqué de la carencia o el bajo éxito de estos partidos. En los meses previos a las elecciones europeas, toda la agenda mediática estaba centrada en el crecimiento de los partidos de ultraderecha, alentados por los buenos resultados nacionales de algunas de sus figuras más destacadas, como por ejemplo Matteo Salvini (La Lega) o Marine Le Pen (Rassemblement National). Sin embargo, no fueron estas formaciones las que coparon los focos en la noche electoral. Por un lado, la “Gran Coalición” de Populares y Socialdemócratas perdía la mayoría por primera vez en 40 años. Por otro lado, los partidos verdes ganaban más de veinte escaños a lo largo del viejo continente. Es cierto que, en términos porcentuales, el crecimiento no era tan significativo (3% más de votos). No obstante, hay que señalar que estos partidos aumentaban su peso en el europarlamento en base a un discurso radicalmente opuesto al de la ultraderecha, en un momento en el que la segunda gozaba de unas crecientes simpatías. Así, las propuestas de los verdes iban desde la transición ecológica a la aceptación de la inmigración, pasando por la defensa de la democracia. Ante esto, cabe estudiar las particularidades del desarrollo de los partidos verdes. Rápidamente, salta a la vista que sus apoyos varían mucho de acuerdo con la procedencia nacional de sus partidos miembro. Entre los partidos que encabezaron el crecimiento de los partidos verdes, no hay ni uno que provenga de los países del sur de Europa, ni aun teniendo en cuenta que algunos de estos países –España, Italia- forman parte de las mayores economías de la Unión Europea. ¿A qué se debe esta ausencia? Para responder a esta cuestión, primero hay que atender a los orígenes de los partidos verdes. Estos surgen a finales de los 60 al calor de movilizaciones sociales de carácter pacifista y ecologista en países con un potente y sostenido crecimiento económico, así como un Estado del Bienestar asentado. En estas circunstancias, una parte de los votantes se despreocupa de las cuestiones materiales –ya cubiertas- y comienza a interesarse por las demandas “postmateriales”, siendo el cambio climático una de las principales. Este contexto socioeconómico genera un tipo de votante “verde” diferenciado que la ciencia política se ha encargado de caracterizar a lo largo de más de 30 años de existencia de los partidos verdes. Se trata de votantes jóvenes, urbanos y con una educación y un estatus socioeconómico por encima de la media. En este punto, ya podemos empezar a intuir por qué en el sur de Europa los partidos verdes no cosechan el éxito de sus compañeros del norte. El sur de Europa no ha tenido nunca el crecimiento económico sostenido durante décadas de los países del norte, dificultando la generación del estrato social que sirve como base electoral de los partidos verdes. Las políticas de austeridad dictadas por la UE en 2009 hicieron que Portugal, Irlanda y Grecia fueran intervenidas Siguiendo con la teoría postmaterialista, algunos de sus defensores –siendo Ronald Inglehart el más conocido- admitieron que las crisis económicas podían tirar abajo el proceso de “desmaterialización” de una sociedad ya que mucha gente tendría que volver a preocuparse por las cuestiones más económicas e inmediatas. Aquí encontramos una segunda explicación, ya que las crisis económicas has golpeado mucho más duro a los países del sur de Europa que a los del norte, por la propia estructura de la Unión Europea. Como ejemplo, las políticas de austeridad dictadas por la UE en 2009 hicieron que Portugal, Irlanda y Grecia fueran intervenidas; Italia fuera liderada por un gestor bajo la atenta vigilancia de la Troika; y España tuviera que firmar un Memorándum de Entendimiento para salvar el sector bancario. Ante esta situación de inestabilidad vital y económica, los partidos políticos que comenzaron a crecer en el sur de Europa no fueron los verdes, sino los partidos anti-neoliberales. Partidos como el Movimiento 5 Estrellas en Italia, Syriza en Grecia, Podemos en España o el Bloco de Esquerda en Portugal –con sus muchas particularidades- dieron un vuelco a sus respectivos sistemas políticos. Como veremos a continuación, la historia de los verdes en el sur de Europa está muy ligada a estos partidos. Ya he explicado que en los países del sur de Europa la base social de los verdes es más reducida que en el norte. Además, tienen que competir con los ya mencionados partidos de la izquierda de la socialdemocracia, que a grandes rasgos tienen un tipo de votante parecido, pero se diferencian de los verdes en que tienen una posición más clara en cuanto a las cuestiones económicas, lo cual es clave dada la precariedad existente en estos países. Por lo tanto, la historia nos muestra que normalmente lo que ha ocurrido en el sur de Europa es que, ante la ausencia de espacio para ambos, han decidido unirse. En sistemas más proporcionales los partidos verdes obtienen una representación mayo En España, el partido ecologista Equo ha ido coaligado con Podemos a las elecciones en todo el último ciclo electoral. Ahora van con Más Madrid, una escisión de Podemos. En Grecia, los Verdes Ecologistas van a las elecciones con la coalición de izquierda radical Syriza. En Portugal, los Verdes han ido históricamente en coalición con el Partido Comunista, aunque es cierto que en los últimos años han aparecido algunos partidos de un perfil similar con resultados notables (PAN, Personas-Animales-Naturaleza). Por último, otra variable que ha sido tenida en cuenta a la hora de explicar el desempeño de los partidos verdes es la proporcionalidad del sistema electoral. Se argumenta que en sistemas más proporcionales los partidos verdes obtienen una representación mayor. A primera vista, esto parece lógico, pues los países del norte de Europa en los cuales estos partidos son un actor político asentado cuentan con sistemas electorales bastante proporcionales: Es el caso de Bélgica, Holanda, Dinamarca o Alemania. Esto contrasta con el hecho de que, dentro de los sistemas proporcionales, algunos con un índice de desproporcionalidad mayor se encuentran en el Sur de Europa, como es el caso de España. Sin embargo, los últimos estudios sobre el tema no han encontrado una relación significativa entre proporcionalidad y éxito de los partidos verdes, mientras que si lo han hecho para el resto de variables comentadas en este texto. Posiciones ecosocialistas en Europa defienden trabajar muchas menos horas. Daniel Tanuro propone trabajar 2 horas diarias por ejemplo Como resumen, he argumentado que las carencias económicas son un predictor importante del fracaso de los partidos verdes, por la gente vuelca sus preocupaciones sobre las “cosas de comer”, lo cual resta espacio a estos partidos. Hasta la fecha esto ha sido así, sin embargo algunas propuestas de los últimos años buscan unir el bienestar material con la protección del medioambiente, rompiendo con el paradigma postmaterialista de “o el medioambiente o lo material”. Por ejemplo, la congresista norteamericana Alexandria Ocasio-Cortez y otros miembros de los Democratic Socialists of America proponen un “Green New Deal” que no sólo suponga un respiro a una naturaleza sometida a la expansión del capital, sino que además cree empleo y refuerce la posición de los trabajadores en los conflictos de clase. De manera similar, posiciones ecosocialistas en Europa defienden trabajar muchas menos horas –aquí Daniel Tanuro propone 2 horas diarias- como medida que por un lado frenaría la superproducción que daña la naturaleza al requerir cantidades ingentes de materias primas –con las emisiones de GEI que esto conlleva-; y por otro lado conseguiría que miles de personas desempleadas pudieran comenzar a trabajar, al repartir mejor el tiempo de trabajo total en una sociedad. Solo el tiempo nos dirá si estos desarrollos programáticos se traducen en alternativas políticas coherentes que consigan salvar la barrera que todavía existe entre proteger la economía y proteger al clima. Quizá si lo hacen veamos la emergencia de algún tipo de alternativa roji-verde en el Sur de Europa. Redactado por Germán Pérez.
Cada vez estamos más descontentos con nuestro modelo de vida, sufrimos mayores problemas de salud y la desigualdad entre polos del mundo no disminuye pese a la propaganda de los organismos supranacionales de que estos problemas están menguando. Desgraciadamente en lugar de luchar contra un sistema que nos oprime por aquello que somos, por aquello en lo que creemos e incluso por nuestros rasgos físicos, nos preocupamos de culpar de nuestros problemas a gente que no tiene nada que ver con ellos (amigxs, familiares…). Un profesor mío un día me dijo una frase muy sabia que va muy en la línea del concepto que vamos a explicar a continuación (contraproductividad): “La derecha ha conseguido que muchas personas voten en contra de sus propios intereses”. Es el nacimiento de la figura del “pelota” del “chivato”, que con tal de tener una parcela escasa de poder, por muy escasa que sea, hace lo que sea con tal de defender los privilegios del patrón, en lugar de sindicarse, de preocuparse por sus compas en el trabajo o de secundar las huelgas laborales. Esta jungla social, creada por el neoliberalismo, donde somos piezas de un mecanismo, números dentro de un sistema burocratizado, es insostenible desde cualquier punto de vista (económico, social, género, ecológico…), y en donde trataremos especialmente el aspecto ecológico, a través de la contraproductividad. La contraproductividad es un concepto, desarrollado por el anarquista Ivan Illich, que define como “la observación de que más allá de determinado límite, los efectos de una institución, inicialmente positivos, se vuelven negativos”. Puede parecer un concepto algo complejo pero a través de dos ejemplos cotidianos, entenderemos, como la lógica del crecimiento, sea cuál sea el adjetivo que lo acompañe es finito y dañino.
Este es el segundo ejemplo, dentro del aspecto educativo, de cómo la lógica capitalista de crear personal cualificado, realmente hace que creemos máquinas de ejecutar órdenes y de memorizar información, pero carentes de educación emocional o pensamiento crítico. Ya indicaba Aristóteles a la virtud con el hábito de actuar según el justo término medio, fenómeno el cual el capitalismo está muy lejos de alcanzar.
Como hemos podido observar, la contraproductividad es el resultado final, de cómo el crecimiento económico y de los modelos expuestos por el sistema, nos hacen sufrir e incluso son contraproducentes, ya que han sido impuestos por una sociedad alienada, siendo castigados a la soledad a aquellxs que no cumplen con sus mandatos de socialización. Puede que parezca un relato de culpa, pero el objetivo principal es crear un discurso de responsabilidad. Un discurso de responsabilidad, que reconozca que vivimos en un mundo basado en imposiciones, atomizados e individualizados, compitiendo contra nuestros iguales, mientras el sistema se aprovecha de esta lucha absurda, cuando los culpables están encima de nosotrxs. El cambio es un proceso largo, pero es nuestra responsabilidad cuestionarnos nuestros comportamientos y actitudes y apoyar y participar movimientos alternativos al sistema, demostrando que la disidencia es viable y necesaria. "No se puede desmantelar la casa del amo con las herramientas del amo." -Audre Lorde Redactado por Rubén Márquez. BIBLIOGRAFIA
Land, G., & Jarman, B. (1993). Breakpoint and Beyond: Mastering the Future--Today (Reprint ed.). Harpercollins. ¿Las escuelas matan la creatividad? (7060, 14 octubre). [Vídeo]. TED Talks. https://www.ted.com/talks/sir_ken_robinson_do_schools_kill_creativity?language=es OMS. (2004). Invertir en SALUD MENTAL. https://www.who.int/mental_health/advocacy/en/spanish_final.pdf Quílez, R. (s. f.). Desafíos: La brecha Norte-Sur | Población 7.000 millones | Especiales | elmundo.es. ElMundo. https://www.elmundo.es Serge, L. (2020). Salir de la sociedad de consumo: Voces y vías del decrecimiento (Con vivencias). Editorial Octaedro, S.L. Tarragona, D. (2020, 10 octubre). Los psiquiatras alertan del aumento de los problemas de salud mental por la pandemia. Diari de Tarragona. https://www.diaridetarragona.com/catalunya/Los-psiquiatras-alertan-del-aumento-de-los-problemas-de-salud-mental-por-la-pandemia-20201010-0015.html s/especiales/2011/10/ciencia/poblacion/desafios/brecha-norte-sur.html Torres Menárguez, A. (2019, 4 julio). El 30% de los universitarios no encuentra trabajo cuatro años después de graduarse. EL PAÍS. https://elpais.com/sociedad/2019/07/03/actualidad/1562170185_829639.html Son muchos ya, jóvenes sobre todo, quiénes han iniciado una serie de movimientos sociales pidiendo políticas medioambientales más fuertes, un descenso de la producción masiva de bienes de consumo innecesarios y una transición gradual hacia las energías renovables.También se pide por su parte un consumo menor de productos animales puesto que estos tienen una huella medioambiental considerable. Algunos de estos movimientos comenzaron meramente como huelgas escolares, como es el caso de Greta Thunberg con su Skolstrejk för klimatet cuando apenas tenía 16 años. Miles de mujeres y hombres mayormente estudiantes empezaron a llenar las calles cada viernes para protestar y pedir políticas más fuertes. Aunque en cierto modo efectivas hay algunos que creen que pedir un cambio dentro de una estructura corrupta aunque sea mejor que nada no es efectivo y piensa que es fuera de la ley que estas cosas pueden ser cambiadas. Es aquí donde entra en juego la desobediencia civil y en este caso la organización que ha aparecido en la escena social en este último año es Extinction Rebellion, también conocido por su acrónimo XR. Esta organización parte de una idea muy simple pero al mismo tiempo efectiva, ejercer desobediencia civil no violenta la cual impida el funcionamiento normal de ciertos elementos de la sociedad puesto que este sabotaje es muy efectivo a la hora de conseguir cambios. La idea detrás de la fundación de esta organización en octubre del pasado 2018 era simple. Lograr cambio social a través de la desobediencia civil no violenta. Desde entonces han bloqueado 5 puentes que cruzan el río Támesis en Londres y también han ocupado 5 de los principales sitios de la capital británica, como son la plaza del Parlamento, Piccadilly Circus u Oxford Circus. Lo que piden es relativamente simple aunque complicado de llevar a cabo y puede ser resumido en tres principios fundamentales:
¿Qué pasará el próximo año? ¿Qué pasará en 5 años? ¿Qué pasará en 10 años? Todo es incierto a día de hoy, nada seguro pero, se ve claramente una tendencia hacia el cambio y los efectos darán lugar posiblemente a las acciones necesarias para la supervivencia de la especie humana más allá del siglo XXI. Redactado por Eric Macpherson. Referencias
"Extinction Rebellion". 2019. Extinction Rebellion. https://rebellion.earth. Booth, Ella. 2019. "Extinction Rebellion: Social Work, Climate Change And Solidarity". Critical And Radical Social Work 7 (2): 257-261. doi:10.1332/204986019x15623302985296. Horton, Richard. 2019. "Offline: Extinction Or Rebellion?". The Lancet 394 (10205): 1216. doi:10.1016/s0140-6736(19)32260-3. Perraudin, Frances. 2019. "Extinction Rebellion Arrests Pass 1,000 On Eighth Day Of Protests". The Guardian, 2019. https://www.theguardian.com/environment/2019/apr/22/people-arrested-at-london-climate-protests. 1.Abolición de los tratados paternalistas de comercio. Desde la caída del bloque soviético, la victoria del bloque capitalista fue tan magnificada que ninguna alternativa a este sistema se planteaba. El comercio internacional es una de estas consecuencias del sistema capitalista, donde solo unos pocos se han beneficiado y entre ellos no se encuentra el medio ambiente. Desde la caída del bloque soviético a finales de 1991, el porcentaje del comercio ha evolucionado hasta 2018 de un 29 a un 46%, según datos del Banco Mundial. Como se puede observar casi la mitad del PIB mundial se basa principalmente en el comercio internacional, pero cuales son las consecuencias medioambientales de esta actividad económica. El transporte es un factor determinante en el comercio internacional y por ende en la producción de CO2. Según un artículo de Christian Martín García con datos de la Agencia Internacional de la Energía y la OCDE el transporte es considerado como el mayor consumidor de energía y en 2050 se espera un aumento del 80%, incrementando a su vez la cantidad de CO2. La alternativa que se propone desde el capitalismo verde y el green new deal es que el viraje hacia economías verdes, reducirá e incluso eliminará estos problemas, debido a alternativas sostenibles como la sustitución por vehículos eléctricos. Las emisiones ligadas a la producción de un Tesla S son de 20 toneladas de CO2, frente a las 17 toneladas de CO2 de producir un Ford Mondeo e(Fuentes,2018). Si sustituimos todos los vehículos actuales por vehículos eléctricos, problemas que actualmente provocan los vehículos de gasolina y diesel no se solucionarían problemas como la sobrepoblación de vehículos en las grandes urbes, los problemas de espacio generados por los aparcamientos o el impacto ecológico de extraer las materias primas necesarias para producir coches eléctricos. A nivel geopolítico hemos podido observar como la lucha por los recursos naturales ha provocado deposiciones de gobiernos e incluso guerras. Los principales elementos necesarios para la producción de un coche eléctrico son el litio, manganeso y cobalto. Resultará casualidad que los principales yacimientos de estos materiales se encuentren en estados como Bolivia, Ucrania y la República del Congo, que en los últimos años han sufrido invasiones extranjeras de grandes potencias internacionales como Rusia o EEUU, deponiendo a sus presidentes (Evo Morales) o directamente invadiendo su territorio (Ucrania). El green new deal, lleva mucho trabajo en la idea de vender el concepto de capitalismo verde, respetuoso con el medio ambiente y con las relaciones norte-sur, pero la realidad nos dice que capitalismo y cuidado de la naturaleza son dos variables de correlación 0. No muy lejos de aquí, véase la Unión Europea, podemos apreciar como las élites son las únicas beneficiadas por los acuerdos de libre comercio y las subvenciones de los estados. Sonada es la polémica sobre la PAC que, apoyada por la OMC, permitía cobrar ayudas europeas sin necesidad de producir, beneficiando claramente este concepto a los grandes tenedores de terreno. Estos aprovechaban para no producir, generándose un déficit de productos agrícolas, que se paliaba con acuerdos de libre comercio con países como Marruecos o Egipto, sin tener en cuenta el coste ecológico que eso implica. Es la lógica hipócrita de la Unión Europea, que promulga la agricultura sostenible mientras negocia acuerdos de libre comercio, donde la explotación de los ecosistemas y la presión de los mercados internacionales serán una constante. (Segrelles,2017) 2.Urbanismo democratizado: vuelta a las plazas como lugar social. Decía Iñigo Errejón en una conversación con Ignacio Sánchez-Cuenca (Errejon & Sánchez Cuenca,2018), que había conceptos que estaban intrínsecos en la sociedad y que no se podían cambiar en una legislatura, incluso en dos legislaturas, como los conceptos, la cultura o el urbanismo. Este concepto es fundamental en la revolución decrecentista. Decía Beatriz Sarlo (Sarlo,1998) que es imposible perderse en un centro comercial, porque el objetivo de estos es que nunca se tenga un lugar definido al que acudir dentro de ellos. El neoliberalismo ha conseguido juntar en un mismo espacio desde las últimas tendencias de moda, lugares de ocio hasta hipermercados, por lo que podemos desarrollar nuestra vida social, dentro de una cúpula sin tener que salir de ella. Históricamente el comercio se encontraba en la plaza y en la calle, siendo la plaza el espacio de desarrollo de la vida pública, configurando el centro de la ciudad. La calle en contraposición era un espacio para recorrer, pasear y desplazarse donde se desarrollaba una vida más privada y se encontraba un tipo de comercio más especializado (Medina,1998). Posteriormente llega un nuevo concepto comercial, que se integra dentro de la estructura urbana, pese a la diferenciación social que causa y son las galerías. Son espacios ubicados en el centro donde se encontraban numerosos almacenes y espacios para la recreación y el descanso (Medina,1998). Este espacio también permitía a la burguesía admirar y comprar productos de la incipiente industria de lujo (Geist,1985). Pero en cambio, el centro comercial es un concepto rupturista a nivel urbanístico. Se han construido mini-ciudades de difusión de la ideología única, a las afueras de las ciudades donde el suelo era ilimitado y su precio escaso. (Cano,1998). Los poderes políticos, económicos y mediáticos se unieron con el fin de crear espacios donde toda la población pudiese ir pese a las diferencias sociales que incluso dentro de estos centros comerciales se creaban (Cornejo,2006). Llamativo es el caso del centro comercial Intu Xanadú, que fue inaugurado en 2003, pese a la oposición de sindicatos, empresarios y ecologistas. Alberto Ruiz Gallardón, presidente de la Comunidad de Madrid en 2003, declaró Arroyomolinos municipio turístico, para que Intu Xanadú pudiese abrir en días festivos, abriéndose de esta manera la veda para posteriores legislaciones como la posibilidad de abrir los 365 días del año o la pérdida de pluses por trabajo en domingos o festivos. Esta alienación de la población y del espacio público, ha ido acompañada de la entrada de las casas de apuestas en los barrios obreros (Hernández,2019), la criminalización de la cultura urbana(Maqueda,2015) y las vagas alternativas de ocio que nos incitan a un consumo obligado de alcohol y drogas para tener experiencias inolvidables o evadirnos (Alonso,2016). Las alternativas a los espacios monopolizados por el pensamiento único, tienen que nacer de los espacios cooperativos vecinales, que realmente conocen las carencias y las realidades de los espacios. Un punto de inicio es la democratización del transporte público, a través de la construcción de ciudades sostenibles donde el transporte público sea el eje de las comunicaciones dentro de las grandes urbes y el reparto de la actividad social y económica dentro del estado, evitando situaciones como Madrid o Barcelona, donde se han creado ciudades dependientes de estas en lugar de difuminar la actividad y las instituciones por el resto del estado, provocando grandes traslados(21,47% de la población en Madrid realiza viajes diarios de entre 1 y 2 horas),(Moovit,2020), con el impacto medioambiental y social que provoca. Otra alternativa sostenible es la construcción de ecobarrios, acercando las instituciones a los barrios, donde el repensamiento de espacios esté por encima de la construcción masiva, el respeto de la cultura de los barrios y sus espacios por encima de la globalización de estos o la valoración del espacio público como espacio multifuncional. Este concepto es perfecto ya que ningún ecobarrio sería igual, ya que las características geográficas, económicas y sociales de cada barrio, dibujaría una diversidad de modelos, basados en el cuidado de lo local por encima de la especulación que ejerce lo privado y lo institucional. (Verdager,2000). 3. Desmercantilización de la educación. Como explicamos anteriormente, este cambio de perspectivas y de análisis hacia la ideología única, ha sido un proceso de años y de trabajo donde los medios y el mundo empresarial, cuestionaban constantemente los aspectos que no eran rentables para el sistema capitalista, pero que si se analizan sosegadamente, aportan perspectivas y visiones a las que difícilmente el capitalismo puede llegar. Hemos pasado de que las Universidades sean espacios críticos, a que sean lugares donde lo más importante es el prestigio y el número de clientes que captan los campus. Incluso dentro de las propias universidades, debido a los recortes que ha sufrido la educación pública, asistimos a luchas entre departamentos con el fin de obtener alguna ayuda para investigación. Otro concepto es la normalización con la que entidades bancarias o multinacionales han entrado en las universidades vendiendo sus servicios, denotando que la pérdida contra la ideología única ha sido notable (Verger,2013). Para entender esta entrada del neoliberalismo en las universidades apoyadas por los estados hay que remontarse a 1999, con la creación del Espacio Europeo, que derivaría en la implantación del Plan Bolonia posteriormente, con el fin de armonizar los sistemas educativos de la Unión Europea. Se entendió desde Europa, que la educación debía de basarse en la concepción técnica y utilitarista de que debía formarse para cumplir las voluntades del mercado laboral.(Drucker,2013) De esta manera se inició un proceso, donde estudios relacionados con las humanidades, supuestamente inútiles fueron reduciendo su peso en los currículos hasta llegar a la eliminación en algunos países. Esto nos deja un presente y futuro desoladores, ya que la normalización de bancos y empresas privadas en nuestras universidades sin ninguna oposición y la eliminación del pensamiento humanista, es el máximo exponente de la construcción del discurso único del neoliberalismo, que apoyado por el estado, construye esclavos a la servidumbre del capital. Es por eso que alternativas decrecentistas deben estar basadas en la abolición del Plan Bolonia, la dignificación del trabajo docente, la gratuidad de las matrículas universitarias y un aumento de fondos a la educación pública y la investigación como pilares fundamentales para construir mentes críticas y el debate en los espacios públicos. 4. El decrecimiento como alternativo al capitalismo verde. En el primer punto relativo al comercio internacional, hemos explicado como los recursos naturales, han sido motivo de conflictos bélicos, consecuentes de la política extractivista de Occidente. El capitalismo verde financiado por multinacionales, lo que propone es cambiar los conflictos bélicos de lugar cambiando Irak por Bolivia o el Congo por Ucrania. La construcción del discurso decrecentista podríamos decir que no está del todo desarrollado e incluso podríamos tildarlo de idealista. La verdad es que es bastante difícil concienciar a la población de una reducción drástica de su consumo cuando la huella ecológica de España es 3,7 ha por persona (Global Footprint Network, 2012). Pese a eso la alternativa al capitalismo no puede ser el desarrollo de una campaña de marketing a través del capitalismo verde. A nivel energético, la TRE (Tasa de Retorno Energético) del petróleo se está reduciendo debido a la dificultad de encontrar yacimientos fáciles de explotar, lo que nos indica que el futuro del petróleo a medio-largo plazo es escasez, pero actualmente las energías renovables no tienen ni van a tener la capacidad (TRE de 19-38 en las más avanzadas estructuras frente al 10-30 del petróleo y el 40-80 del carbón en tiempos de decaída. Raugei, s.f.) en las estructuras avanzadas de poder afrontar el consumo actual de consumo, ni tienen las estructuras necesarias para poder sustituirlo de una manera sostenibles, y es por eso que la solución no es remplazar si no decrecer. El aumento de incendios, el Covid-19, el incremento de temperaturas son pequeños avisos de lo que va ser el futuro, si no aplicamos medidas decrecentistas. Las alternativas decrecentistas deben estar enfocadas en la recuperación de la filosofía política de que el ser humano llega al mundo para ser feliz. Las eternas jornadas laborales, la precariedad del empleo o el aumento de los suicidios en los últimos años denota que algo no funciona del todo bien. El decrecimiento aboga por decrecer para volver a crecer. Se refiere a la reducción de las jornadas laborales(decrecer), para aumentar los cuidados y nuestro desarrollo personal(crecer). A nivel político se debe abogar por las democracias participativas y directas, donde la participación en la vida política de nuestra comunidad sea una costumbre, construyendo comunidad en lugar de depender del clientelismo que sobre todo gobierna en los niveles locales y autonómicos. A nivel urbanístico como hemos explicado anteriormente hay que pensar en el ámbito reduciendo el número de metrópolis pese a que la tendencia natural nos dice lo contrario. El decrecimiento acabaría con esta tendencia y por ende con el despoblamiento rural, ya que el valor se demostraría que no lo construyen las multinacionales ni los mercados, sino los espacios y su gente. Actualmente es un movimiento rupturista, ya que cuestiona la tesis principal del pensamiento único (el crecimiento) y la estructura política que lo sostiene (estado). Probablemente el decrecimiento no necesitase a los estados como ese monstruo que son actualmente como decía Hobbes en el Leviatán, sino que se verían reducidos al incrementarse exponencialmente el intercambio entre comunidades de manera independiente. Las funciones del estado y de sus estructuras burócratas se eliminarían, ya que nadie mejor que la comunidad conoce los problemas y las soluciones de estas, y su defensa frente a actores externos sería fútil, ya que las relaciones entre comunidades se basarían en el respeto y en la defensa mutua, ya que este modelo empodera a los individuos para construir comunidad colectiva e interdependiente. 5. Fin del monetarismo de la vida. Decía Milton Friedmann, el creador del monetarismo que el capitalismo era la mayor bendición que había conocido el mundo y que ninguna alternativa había conseguido la redistribución de la riqueza al nivel del capitalismo. Desde mediados del siglo XX, seguidores de Friedmann se instalaron en los gobiernos con el objetivo de reducir al mínimo el estado, e incrementar la libertad individual de sus individuos. La historia y los ejemplos prácticos nos demuestra como el crecimiento económico del monetarismo solo es para un pequeño porcentaje. Estados Unidos es el ejemplo de cómo el monetarismo solo ha beneficiado a las élites. Es el país con más millonarios (cerca de 5,5 millones) y con el 12% de su población en riesgo de pobreza (38 millones de personas). Este es un ejemplo de todos los que hay en el mundo, donde las conexiones políticas y la regulación fiscal, solo beneficia a los grandes patrimonios, pese a las “libertades” que promulga el libre mercado. También hay que destacar el papel que han jugado los organismos internacionales a la hora de cuantificar esta “riqueza”. El PIB, el superávit y la reducción de la deuda han sido los dogmas de este análisis de la riqueza, pese a no tener en cuenta aspectos fundamentales del desarrollo de la economía, como son los cuidados o el impacto medioambiental de la actividad económica. El segundo aspecto que perpetúa la opresión Norte-Sur, es la deuda externa. Desde finales de la II Guerra Mundial, EEUU y Europa utilizaron el FMI y el BM, como instituciones de imposición de medidas liberales e interesantes para las multinacionales a cambio de la otorgación de préstamos (Klein,2014). Estos préstamos provocaron que la mayoría de países en vías de desarrollo tuvieran que reducir el tamaño del estado e invertir en tecnología occidental, pese a que sus economías de ninguna manera estaban preparadas para ese salto. En el año 2000, nos encontramos como África tiene una deuda externa de 100 mil millones de dólares o América Latina, con 400 mil millones de deuda derivada de las dictaduras apoyadas por EEUU (Toussaint,2020). Esta situación no mejoró en lo que llevamos de siglo XXI, ya que en el año 2020 la deuda de América Latina subió hasta los 700 millones de dólares (Banco Mundial,2020). Este mecanismo, unido al mercado de divisas, permite que unos cuantos estados tengan el control del mercado financiero mundial, obligando a los países oprimidos a regalar sus recursos naturales para poder pagar la deuda. En el estado español, un estado desarrollado a nivel económico, hemos visto incluso como las élites políticas pactaron para pagar la deuda en primer lugar, por encima de necesidades del pueblo, como las pensiones o la sanidad pública. ¿Realmente debemos pagar las gestiones de los políticos con recortes en el estado del bienestar? El decrecimiento debe apostar en este punto por dos aspectos. En primer lugar, la democratización de las instituciones financieras internacionales con el fin de construir alternativas sostenibles al capitalismo del desastre y la opresión de los pueblos. Desde la creación del BM y el FMI, hemos visto como se han repartido EEUU y la Unión Europea los cargos de estas instituciones, siendo desde siempre el presidente del BM americano, y el presidente del FMI, europeo. La solución es la transparencia de estas instituciones, mediante elecciones libres de representantes y la creación de consejos ejecutivos encargados de dirigir estas instituciones, donde la diversidad de los pueblos esté representada. En segundo lugar, el concepto de auditoría de la deuda. Como hemos preguntado anteriormente, que responsabilidad tiene la ciudadanía, sobre las malas decisiones tomadas por las élites políticas y que influyen en una reducción de los servicios públicos. La auditoría de la deuda, aplicada en países como Ecuador o Bolivia, donde se distinguen cuales son los gastos de deuda relacionado con proyectos sociales y cuáles relativos a especulación o a tramas corruptas. Esta es la única solución revolucionaria para empoderar a los pueblos del mundo sobre su futuro y no bajo la dependencia paternalista de las élites internacionales. Redactado por Rubén Márquez. Referencias
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